Serena Williams juega el lunes por la noche en el abierto de Cincinnati, en lo que podría ser uno de los últimos partidos de su refulgente carrera.
Es noticia, incluso en un torneo preparatorio para el Abierto de Estados Unidos que suele reunir a los mejores tenistas del mundo.
«Serena Williams es un ícono global, cuyo impacto ciertamente trasciende al tenis», comentó Katie Haas, directora general del torneo. «Somos afortunados por haberla visto alzar nuestro trofeo en dos ocasiones y por darle la bienvenida acá para uno de los últimos eventos de su trayectoria increíble».
Williams, de 40 años, se prepara para decir adiós al tenis. Dice que quiere tener otro hijo y emprender nuevos negocios.
La tenista, 23 veces campeona de torneos del Grand Slam, no ha dicho cuál será su último certamen. Pero a partir de sus palabras, muchos han inferido que se despedirá en el US Open, que comienza el 29 de agosto en Nueva York.
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Por lo pronto, el reto para Williams está en el duelo del lunes, correspondiente a la primera ronda, ante la británica Emma Raducanu de 19 años, campeona defensora del US Open.
Si Williams avanza, podría enfrentar en la segunda ronda a la checa Karolina Pliskova, monarca de Cincinnati en 2016. Existe también la posibilidad de un duelo con Venus, la hermana de Williams.
El miércoles, Serena cayó por 6-2, 6-4 ante la suiza Belinda Bencic en Toronto. Fue su primer partido desde que reveló sus planes de un pronto retiro.
«Ella ha tenido un gran impacto en el deporte», comentó Caty McNally, quien cumple con su cuarta aparición en el torneo de su ciudad natal. «De niña siempre la miraba en la tele. Tuve suerte de poder enfrentarla en el US Open hace un par de años. Me parece importante que ella dé ahora este paso y que esté más tiempo con su familia, además de explorar otras cosas en la vida».
